Cuando terminé la carrera de Administración y Dirección de Empresas en 2021, parecía que el camino estaba claro: unirme a la empresa familiar. Era lo "lógico", lo "seguro", lo que conocía desde pequeña. Pero una cosa es la teoría y otra la realidad…

Pronto me di cuenta de que todo lo que había estudiado apenas me servía en el día a día. Dependía constantemente de mi padre y mi hermana, y con cada duda sin resolver, mi confianza se desmoronaba.

Aparecieron los miedos, las inseguridades y una pregunta que se volvía cada vez más difícil de ignorar: ¿De verdad este es mi lugar?

Si sabes de astrología, entenderás lo que significa tener a Saturno en Casa 10 en oposición a mi Sol y Mercurio. Un desafío enorme. Hoy lo veo como un gran maestro, pero en aquel momento, lo único que sentía era un miedo paralizante: miedo a poner límites, a pedir ayuda, a exponerme, a ser juzgada.

Y para no enfrentar ese miedo, encontré refugio en la evasión.

Pasaba horas en TikTok, devoraba libros sin aplicar nada, comía por ansiedad y entrenaba compulsivamente (sin resultados) creyendo que así justificaba mis excesos de comida y azúcar. Sin darme cuenta, me había acostumbrado a tratarme mal. Y lo peor… esos hábitos ya eran parte de mi normalidad.

💡 Hasta que un día lo entendí:

Estaba viviendo una vida que no había elegido conscientemente.

Dicen que cuando estás destinado a algo, la vida te pone pruebas para ver si realmente lo quieres.

En mi caso, la astrología siempre había estado ahí, pero la usaba como quien busca respuestas sin actuar. Sabía muchas cosas sobre mí, pero… ¿de qué servía si no las aplicaba?

Hasta que un día, en 2022, tomé mi carta astral y me hice una promesa: voy a entender lo que me está pasando y lo voy a transformar.

Esa decisión lo cambió todo.

Descubrí que mi carta astral no era solo un reflejo de lo que sentía, sino un mapa con el que podía salir del caos.

Pero no lo hice a través de teorías complicadas (eso me drena). Lo hice con hábitos simples y prácticos. Pequeños cambios diarios que, poco a poco, me devolvieron la confianza, la claridad y la fuerza. Y lo más importante: empecé a avanzar.

✨ Hoy, con todo lo que aprendí (y sigo aprendiendo), quiero decirte algo:

Estés en el punto que estés, tú también puedes recuperar el control. Puedes sanar, empezar a entenderte y convertirte en el o la protagonista de tu vida.

Si has llegado hasta aquí, quizás también sientes que necesitas un cambio.

La pregunta es: ¿Vas a seguir postergándolo?

Ahora tienes la llave. Es hora de abrir la puerta. 🌟